LA TERCERA FUERZA LA LEY DEL TRES
Por: Ouspensky
P. Con respecto a la ley
del tres, ¿puede uno observar la tercera fuerza en la vida diaria?
R. Sí, en el estudio de
sí se puede, pero con paciencia.
Verá que el sistema
desempeña siempre el papel de la tercera fuerza entre el deseo de cambio y la
inercia.
Si tenemos suficiente
suministro de la tercera fuerza, tenemos buen éxito.
En el trabajo, la
primera fuerza es el deseo de aprender y la decisión de trabajar: la segunda es
la resistencia.
Cuanto más
trabajamos, más resistencia crece.
Sólo con la ayuda del
sistema podemos vencer la resistencia.
Es cuestión de
consciencia y voluntad.
Casi cada idea del
sistema es una prueba.
Si uno puede pasar
una prueba, podrá ir más allá.
Tenga a bien formular
algunas preguntas y trate de contestarlas.
Muchas cosas se
olvidan y oscurecen porque olvidamos el punto de partida.
Pero, en el momento
en que conectamos las cosas con el comienzo, vemos por qué sobrevinieron, dónde
van y qué queremos obtener.
Entonces, nos damos
cuenta de lo que hemos conseguido del sistema y vemos que no podemos esperar
más porque el material que tenemos no está suficientemente digerido.
Debemos recordar
siempre el punto de partida, recordar que no está simplemente conectado con las
palabras sino con la búsqueda de lo milagroso.
El sistema no tendría
significado si no fuera la búsqueda de lo milagroso.
Por ejemplo, me
asombra que no formulen más preguntas sobre la separación entre yo y (por mí)
"Ouspensky", porque debe haber muchas cosas que aún no son claras
para ustedes.
Al pensar sobre el
trabajo, uno debe preguntarse siempre: "¿quién está pensando?"
Si hacen eso,
entonces, después de poco tiempo, podrá distinguir quién está hablando y
empezará a reconocer las diferentes voces.
Deberá conocer su
falsa personalidad y descubrir sus rasgos, sus rostros, manifestaciones y
voces.
Deberá saber en qué
consiste.
A veces, podrá oír
realmente cuando la falsa personalidad habla.
No es de mucha utilidad
seguir sin eso, pues sólo seguirá dando vueltas y vueltas en el mismo círculo y
retornando siempre al mismo sitio.
Cuando pueda estar
seguro de qué es realmente "usted", podrá hablar.
Ya debe conocer y
desconfiar de su falsa personalidad”.
Ouspensky

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