domingo, 25 de enero de 2015

LA TERCERA FUERZA EL PENDULO

LA TERCERA FUERZA EL PÉNDULO
Por: Maurice Nicoll

El péndulo

NOTA SOBRE EL PENDULO Y LA TERCERA FUERZA

Como es sabido, el péndulo siempre oscila entre los opuestos, ya sea literalmente, como en los eventos de la vida, tales como la guerra y la paz, o el verano y el invierno, o psicológicamente, entre el amor y el odio, y así sucesivamente.

Gurdjeff dijo una vez que el hombre carecía de tercera fuerza.

Quería decir ante todo que el hombre, que es creado para llegar a ser un ser consciente, oscila entre los opuestos en si mismo y es gobernado por la oscilación de los sucesos opuestos.

Por ejemplo, estalla la guerra, y somos gobernados por ella.

El Sr. Ouspensky, algunos años antes de esta guerra (la segunda), dijo que las gentes no comprendían como eran gobernadas por los cambiantes eventos, y que se imaginaban que eran siempre libres.

Decían, en tiempo de paz, que en ninguna circunstancia irían otra vez a la guerra.

Además agregó, "cuando una nueva guerra empieza siempre se justifican a si mismas y explican por que deben hacer lo que hacen, esto es, que no pueden evitar hacer".

Ahora bien, Gurdjeff, al enseñar este trabajo, siempre subrayaba que aún no somos conscientes pero que podemos serlo y fuimos hechos para serlo.

A veces lo explicaba diciendo que el hombre no es consciente en la tercera fuerza.

Dijo en una oportunidad que cada cual debe traer la tercera fuerza a su vida con el fin de desarrollarse.

Según la definición del trabajo, todas las manifestaciones son debidas a la acción de tres fuerzas llamadas activa, pasiva y neutralizante.

La fuerza activa y la fuerza pasiva son fuerzas opuestas y se anulan la una a la otra, tal como es explicado científicamente en la primera ley de movimiento de Newton: a toda fuerza se opone una fuerza igual u opuesta.

Esta ley, desde luego, no es verídica tal como es expuesta, porque si las cosas fueran así nada podría tener lugar.

Si Newton hubiera agregado que a cada fuerza se opone eventualmente una fuerza igual, en el tiempo, es probable que Einstein no hubiera tenido que producir la cuarta dimensión del tiempo en el estudio de la física.

Empero la física de hoy en día, aunque haya introducido este nuevo factor del tiempo, aún no ha llegado a exponer la idea de que actúa en realidad una tercera fuerza entre los opuestos del péndulo.

La tercera fuerza o fuerza neutralizante es definida en el trabajo de muchas maneras.

Se dice, por ejemplo, que es una fuerza unitaria, la fuerza que actúa ENTRE SI O NO, entre lo activo o lo pasivo, Y LOGRA ALGO que no es ni una cosa ni la otra.

Es sabido que en las estadísticas se tienen leyes de promedios.

Por ejemplo, un porcentaje dado de personas muere siempre a los 50 años, o a los 60, y en esta ley estadística, aplicada a los grandes números, se fundan todos los seguros.

Según la ley de promedios se tienen tantas moléculas de gas que siguen un camino, otras tantas que siguen otro camino, en un número de millones, y con el resultado obtenido se pueden enunciar leyes sobre el comportamiento de los gases bajo condiciones dadas de presión y temperaturas.

Pero dichas leyes se basan en los grandes números, y por dicha razón se llaman leyes estadísticas.

Si se arroja una moneda al aire un millón de -veces, se obtiene un promedio de cara y cruz que esta más o menos en equilibrio.

La ciencia de las estadísticas deriva en realidad de la idea de que en las cosas hay equilibrio, esto es, se funda en la ley del péndulo.

Pero hay otra fuerza, además de los opuestos, que obra en la vida, en nosotros mismos, y a través de todo el universo.

Esta es la ley de las tres fuerzas.

Les ruego que observen cuidadosamente que aquí las leyes del promedio, las leyes estadísticas, se fundan únicamente en la idea de que sólo obran dos fuerzas.

El trabajo dice que una de las dos leyes fundamentales que no pueden reducirse a términos más sencillos es la ley de tres fuerzas.

En todo obran tres fuerzas.

En la diminuta estructura del átomo se encuentran la fuerza activa y la fuerza pasiva, las cargas positivas y negativas, y así sucesivamente; pero desde el punto de vista del trabajo hay también una tercera fuerza, una fuerza organizadora, una fuerza que crea y organiza las dos primitivas y caóticas fuerzas opuestas que por si mismas nada pueden crear, ya que son antagónicas, y permanecen siempre en lucha.

Ahora bien, haré algunos comentarios sobre esta tercera fuerza, tan difícil de entender.

Para empezar, EL TRABAJO MISMO ES UNA TERCERA FUERZA, pero solo cuando es reconocido y sentido.

Tiene el poder de hacer pasiva a la personalidad activa y pasiva a la esencia activa, es decir, cambiar el signo de estas dos partes de nuestro ser.

Este ejemplo nos hace ver como una tercera fuerza puede alterar las relaciones de cosas fijas, del mismo modo que los sucesos lo hacen en la vida, tal como la guerra.

Todo esta invertido.

En la vida los eventos son la tercera fuerza, pero mantienen a la personalidad activa y a la esencia pasiva.

El trabajo como serie interna de acaeceres cambia ésta relación basada en la vida, nos altera fundamentalmente a través de un nuevo espíritu y de una nueva visión.

Desde el punto de vista del trabajo un hombre cuya mente y pensamiento se fundan totalmente sobre la evidencia de sus sentidos tiene en el cerebro algo que anda mal.

El espíritu de vida, es decir, la tercera fuerza de vida, es diferente del espíritu del trabajo.

Pero el espíritu de vida, el principio organizador que hace uso de las irreconciliables fuerzas del péndulo, activa y pasiva, positiva y negativa, construye la materia organizada, ya sean los átomos, las moléculas o las células, y lo hace sobre una base que no puede ser tomada en un sentido estadístico.

La célula, especialmente, la célula embrionaria, es un ejemplo de ello, tal como lo señala el físico Schroedinger en la obra que les aconseje leer.

Schroedinger está dispuesto a admitir que en la vida hay otras leyes que aquellas que se deducen del comportamiento promedio de millones de partículas ya sean átomos o seres humanos.

En la mayoría de los antiguos escritos esotéricos, que tratan de la organización del espíritu y nunca de estadísticas; se dice a veces que el alma, esto es, el principio organizador en un hombre, hablando psicológicamente, es casi devorada por la materia en su descenso al cuerpo.

Los alquimistas esotéricos —no los seudo-buscadores de oro— llamaban a esta fuerza organizadora, encarcelada y oculta en nosotros, MERCURIO.

Decían que si se la pudiera hallar (es decir, la tercera fuerza); el plomo podría ser transformado en oro.

En el trabajo éste principio organizador se llama a veces conciencia escondida o conciencia real, no es la conciencia que adquirimos desde el exterior.

El poder organizador, ya sea físico o psicológico, existe en todas las cosas.

Esta es la tercera fuerza y trata de construir por sucesivas etapas de separación algo que es diferente de aquello en lo que está alojada, de modo que en nuestro caso las materias más finas son liberadas gradualmente de las materias más pesadas, más caóticas, más desorganizadas.

La tercera fuerza es la que trata de llevar a cabo la evolución de todas las cosas, para encontrar nuevas y mejores combinaciones y relaciones entre la fuerza activa y la fuerza pasiva que constituyen la materia.

El Espíritu organizador, la tercera fuerza que está escondida en el caos material y siempre trabaja para sacar de él algo nuevo y así liberarse, es la que se muestra habitualmente ante nuestros ojos y que sin embargo no podemos percibir.

A una persona se le pueden dar nuevas ideas, una nueva forma de tercera fuerza, como en el caso del trabajo. ¿No recuerdan al hombre que escondió su talento en la tierra? el espíritu del trabajo no es una cosa que se pueda tocar o manejar, ni tampoco una forma cualquiera de espíritu.

¿Es una cosa visible el compañerismo en un regimiento?

Es irreal e invisible.

Recuerden como en la parábola de los talentos alguien obtuvo más del espíritu que se le dio.

Uno no tuvo nada.

Puso el espíritu que le habían dado en la tierra:

"Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.

Y él que había recibido cinco talentos fue y negocio con ellos, y ganó otros cinco talentos.

Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.

Pero el que había recibido uno fue y cavó en la Tierra, y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.

Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.

Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.

Quitadle, pues, el talento, y dalo al que tiene diez talentos.

Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado.

Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes."

(Mateo XXV 14-30)

Maurice Nicoll




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