domingo, 25 de enero de 2015

LA SEGUNDA FUERZA

LA SEGUNDA FUERZA
Por: Maurice Nicoll

La gente desea que le den el sol en seguida, y no comprende que tiene que enfrentarse con la segunda fuerza y trabajar duramente antes de poder lograr algo.

Hare esta pregunta: ¿Son vagabundos o lunáticos?

En una de las piezas de Ibsen hay la descripción de un joven muy desequilibrado que termina su vida pidiendo a gritos que le den el sol.

Cuando vi ese drama hace muchos años ese final me impresionó.

Pensé que en ello había algo que no comprendía.

Entiendan que nunca se me había ocurrido que existe en la vida la segunda fuerza y que por lo tanto todo requiere un esfuerzo.

Algunos de ustedes recordaran que Ícaro creía que podía volar hasta el sol llevando las alas inventadas por su padre, que según se decía estaban hechas de cera.

A medida que se elevaba acercándose al sol sus alas se fundieron y se despegaron, y cayo en el mar, llamado en su recuerdo desde entonces el mar de Ícaro.

Si comprenden lo que quiero decir, no había calculado la segunda fuerza —a saber, las dificultades implicadas en hacer cualquier cosa.

MÉTODOS EQUIVOCADOS………

Pero el caso de Ícaro se refiere psicológicamente al hombre que cree poder alcanzar el ser Divino y no se da cuenta que carece de FUERZA Y COMPRENSIÓN, y contempla todo físicamente, empleando MÉTODOS EQUIVOCADOS, pensando que por elevarse en el aire hacia el sol, el sol externo y visible, puede cambiar su nivel de ser.

EL SOL REPRESENTA LOS CENTROS SUPERIORES………

No se da cuenta que el sol representa externamente los centros superiores en él y que tiene que trabajar mucho sobre sí para alcanzar ese nivel, representado en la vida visible por el sol.

Ha de alcanzar el sol invisible en sí mismo.

No comprende que el desarrollo del ser es una cuestión interna y es muy posible si a uno le enseñan cómo lograr tal desarrollo.

En otras palabras, piensa externamente y cree que mediante, digamos, complicadas maquinarias, puede alcanzar el sol, o aun las estrellas.

Todo el esoterismo, todo este trabajo, nos enseña que no podemos ser diferentes a menos de cambiar internamente nuestro nivel de ser.

No importa cuántos coches, cuántas alas de Ícaro se tengan, cuántos nuevos plásticos nos sujetan las alas al cuerpo, no se podrá alcanzar el sol en uno mismo, a saber, los centros superiores.

Sin embargo, supongo que a muchos les cuesta comprenderlo porque siguen creyendo que son tan sólo su cuerpo.

Tales personas imaginan que yendo al espacio y elevándose cada vez más alto pueden cambiar su ser y que el reino de los cielos está en un lugar elevado del espacio.

Pero una persona puede cambiar su ser sin necesidad de un aeroplano ni de las alas de Ícaro.

OBSERVÁNDOSE, RECORDÁNDOSE Y NO IDENTIFICÁNDOSE………

Puede cambiar su ser aún viviendo en una pequeña célula, observándose y recordándose a si mismo, y no identificándose.

¿No es extraordinario que la gente pueda creer que un cambio de las circunstancias exteriores, como tomar otra mujer, comprar otra casa, otro coche, cambiar de gobierno, pueda hacerla diferente?

¡Imaginan que ellas podrían ser diferentes!

Permítanme decirles que el trabajo les asegura que nada sería diferente por más que cambiaran sus circunstancias externas.

El Trabajo dice que para ser diferente es preciso cambiar nuestro ser, porque si no cambiamos nuestro ser atraeremos siempre las mismas circunstancias, las mismas dificultades.

Si nos gusta podemos ir a la estratosfera —¿Acaso esto nos cambiará?

Lo único que lograremos es vanagloriarnos cada vez más.

Si volamos a la parte más lejana de la tierra —¿acaso nuestra insensatez no es la misma?

Ahora bien, la segunda fuerza aparece en dos situaciones diferentes y actúa en dos lados distintos de nuestra vida.

Ante todo, la segunda fuerza parece estar fuera de nosotros y toma, digamos, la forma de imposibilitarnos la obtención de un empleo o pasar un examen, o nos hace sentir que si solo tuviéramos una mejor situación, una casa mejor, todo sería diferente.

Esta es la segunda fuerza vista externamente que siempre está en oposición a nosotros, y entiendan que la segunda fuerza en esta forma externa nada tiene que ver con el dinero que se tiene o no.

Sucede muchas veces que cuando la gente tiene más dinero encuentra la vida más difícil que antes.

Pero la segunda fuerza nos enfrenta también cada vez que hacemos este trabajo. Esto es lo importante.

El trabajo se inicia con la auto-observación y con el intento, digamos, de no identificarse demasiado, ni de ser demasiado negativo. Aquí hallamos la segunda fuerza de una manera formidablemente asequible.

Se descubre que uno no puede observarse ni recordarse a si mismo, que no se puede evitar el identificarse.

Así la segunda fuerza sigue al parecer dos direcciones.

Para las gentes que no hacen el trabajo, la segunda fuerza solo parece existir fuera de ellas.

Supongamos que una persona se hace un propósito en relación con el trabajo —hallará al punto que la segunda fuerza se opondrá a que cumpla su propósito—.

Y durante muchos años le costará mucho habérselas con la segunda fuerza.

Muchas personas creen que les sería muy fácil ser lo que desean si tan sólo lo desearan verdaderamente.

Tienen la certidumbre que pudieran ser diferentes si lo desearan.

Que lo intenten.

El nivel de nuestro ser siempre atrae su propia calidad de segunda fuerza.

Y no importa cómo, una persona puede modificar sus circunstancias externas, si le es posible, y cuánto dinero le hayan dejado, y otras cosas semejantes, tendrá la misma segunda fuerza que surge de si misma.

Una persona siempre se preocupó por todo, digamos, y de pronto recibe mucho dinero.

Desea ser feliz, pero su nivel de ser se caracteriza por el estar siempre preocupado, y seguirá preocupándose, quizá por tener demasiado dinero.

En este trabajo nos dan órdenes muy estrictas, en cuanto lo comprendemos, de no preocuparnos.

¿No comprenden que no pueden cambiar su ser si siempre la misma cosa predomina en el ser — por ejemplo, siempre preocuparse por todo?

Esta es una enfermedad psicológica.

Lo curioso es que si sigue el trabajo y se separa uno de las diversas cosas que el trabajo nos enseña a separarnos, no sólo nuestro ser atraerá una vida interior muy diferente, sino que nuestra vida externa llegará a ser diferente.

Conoceremos a nuevas personas.

Por eso me parece que la segunda fuerza en la vida y la segunda fuerza en el trabajo ESTÁN INTERRELACIONADAS.

A menudo, cuando se fracasa en la vida externa, se debe a que no se trabaja o no se piensa bastante según uno mismo, y esto significa por lo general que nuestro ser atraerá el fracaso porque es demasiado perezoso.

Ahora bien, muchas gentes creen que Dios creó el mundo para que lo gozaran, pero Dios, es preciso recordarlo, cuando lo creó lo dividió en tres fuerzas: activa, pasiva y neutralizante.

Eso está en la naturaleza de las cosas.

Esto significa que cada ser humano tendrá que enfrentarse con la segunda fuerza de algún modo u otro, sea que esté en circunstancias cómodas o no.

La segunda fuerza existe externa e internamente, y a no ser que se la vea, siempre se echará la culpa a alguien.

Les haré una pregunta extraña.

Supongamos que una persona es Dios y haya creado todo para hacer su voluntad, ¿no se aburriría si todas las personas se comportaran rectamente?

¿No creen que fue necesario INTRODUCIR LA SERPIENTE para que algo anduviese mal?

Tendrían que leer el interesante relato simbólico que Moisés nos da en el Génesis acerca del Hombre que fue creado en el Paraíso donde probablemente no había segunda fuerza.

¿Han observado alguna vez a un niñito jugando con un tren eléctrico que funciona maravillosamente?

Se aburre.

Pero si uno de los rieles se sale de lugar en seguida se interesa.

Lo importante es que la segunda fuerza está en la naturaleza de las cosas, y no es un Dios maligno sino un aspecto de Dios con el cuál hemos de luchar para desarrollarnos.

Tendrán que comprender que sin segunda fuerza nada puede crecer internamente.

Cuando luchamos contra nuestra mecanicidad y tratamos de comportarnos más conscientemente, ¿acaso no estamos luchando contra la segunda fuerza en nosotros?

SERES AUTO-DESARROLLANTES………

¿Cómo podrían esperar que fuera posible desarrollarse, si fuimos creados como seres auto-desarrollantes, si todo anduviera como lo deseamos?

Maurice Nicoll




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